C155: Las cosas cambiarán.
Milord golpeaba la puerta con una ira descontrolada. Primero fueron manotazos violentos, la palma de su mano abierta retumbaba contra la madera. Luego cerró el puño y descargó varios golpes que hicieron crujir la superficie, aunque sin llegar a quebrarla.
—¡Azucena! —rugió—. ¡Abre la maldi*ta puerta! ¿No me escuchas? ¡Te digo que la abras!
El eco de sus palabras resonaba por el pasillo, acompañado del golpeteo seco de sus puños. Al no obtener respuesta, la desesperación se convirtió en brutalidad. Retrocedió unos pasos y embistió con el hombro contra la hoja, haciéndola vibrar con cada impacto.
—¡Azucena! —bramó de nuevo, estrellando su cuerpo una y otra vez—. Sabes perfectamente que puedo abrir esta puerta por mí mismo. Hazlo por tu propia voluntad, no me obligues a hacerlo de la peor manera. ¡Si no abres ahora mismo, las cosas se pondrán mucho peores!
Dentro de la alcoba, Azucena permanecía en silencio. No respondió a ninguna de sus amenazas ni súplicas, no pronunció una sola palabr