C116: No he podido ser más feliz.
Ragnar sabía perfectamente que estaba caminando sobre un terreno demasiado delicado, pero aun así la duda lo estaba carcomiendo por dentro. Había pensado que no volvería a insistir con el asunto de la loba roja, pero la pregunta le salió sin que pudiera contenerla, como si necesitara escuchar la verdad directamente de los labios de su rey.
—Gran Alfa… ¿acaso usted ha intimado con la loba roja?
Los ojos de Askeladd se entrecerraron y lo fulminaron con una intensidad que lo atravesó de pies a cabeza. La sorpresa del Alfa era evidente; no por la pregunta en sí, sino porque Ragnar había osado traspasar un límite que jamás debía tocar.
—Parece que te he tratado demasiado bien para que creas que puedes cruzar esa línea —gruñó—. No tengo por qué darte explicaciones acerca de mi vida íntima, Ragnar. ¿O acaso también piensas controlar con quién me acuesto?
El rostro de Ragnar palideció. Se dio cuenta de inmediato de que había hablado más de la cuenta, de que sus ansias de proteger al reino y a