Luego de decirle a todos que Henry y yo somos pareja, al salir de casa de Leonard, nos vamos a su apartamento. Esta vez les aviso a mis padres, quienes están muy felices porque, al fin, me he comprometido con el amor de mi vida. Llegamos y nos sentamos en la sala, tomando unas copas de vino.
—Ahora, Henry, ¿cuéntame al fin qué es esa verdad que descubriste de Brayan y Edna? —pregunto, sin poder aguantar más mi curiosidad.—Está bien, amor, pero prométeme que no le dirás nada a Clío por el momento, hasta que comprobemos todo —me pide, muy serio.—Sabes que es mi mejor amiga, que no le oculto nada —le recuerdo, y es verdad, Clío y yo no nos escondemos nada.—Pero esto no se lo puedes decir todavía —insiste—. Hasta que sepamos que es todo verdad.—Está bien, no lo haré —acepto, porque es cierto, no debo mor