38. PENSANDO EN LAS COSAS

Después de dejar a Lúa en el restaurante, me dirijo al hospital. La conversación con ella me ha dejado pensativa y preocupada. Es verdad lo que me ha dicho: me gusta Brayan como hombre; no sé cuántas veces al día he cerrado mis ojos y he deseado que él me bese. Cuando lo veo, tan amoroso con Edna, siento celos. Debo cuidarme. ¿Será por eso que, durante todos estos años, he rechazado tener cualquier relación con otro hombre? Porque deseo que sea Brayan quien me posea.  

Desde aquella noche fatídica, me aterroriza la idea de intimar con un hombre. ¿Debería probar con otro? Quizás no es que me guste como hombre, sino que lo veo como un hombre seguro para mí, que jamás me haría daño. ¿Pero quién? Tal vez Leonard... tiene un buen cuerpo. ¡Oh, Clío, despierta! ¿Qué locuras estás pensando?  

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