Pero yo no aceptaba pérdidas. Y mucho menos cuando algo que deseaba estaba tan cerca, tan al alcance de mis manos. Leonard podía ser un obstáculo que tenía su precio, su debilidad. Y Clío tenía que ser mía. Aunque era fuerte y más determinada, podría ser domada.
—¿Y cómo hará eso? —preguntó mi asistente con curiosidad—. Ella se ve que es firme como su madre y fuerte y testaruda como su padre. —Le raptaremos el hijo, y con él conseguiré que ella haga todo lo que yo quiera. La haré divorciarse de Leonard y casarse conmigo —creé un plan rápido en mi mente de cómo salirme con la mía—. Ya verás. ¿Hiciste que todo el mundo se entere de que hay una recompensa por ellas? —Sí, jefe. Pero el tonto de Rodrigo todavía sigue intentando raptarlas —n