201. CONTINUACIÓN
Nos retiramos ese día; no podía sacar de mi mente lo que había visto. Semanas después, el hombre, quien supe que se llamaba Bernardino, vino a mi casa y aceptó trabajar con mi padre, y se quedó a dormir. Estaba muy curiosa, por lo que, sin pensarlo dos veces, me escabullí en su habitación en el momento en que él se estaba bañando.
Era muy fuerte y varonil; me vio llegar y siguió masajeándose su miembro. Luego me llamó y yo fui, pero no me hizo nada, solo me dejó que lo tocara. Y así fueron pasando los meses y los encuentros furtivos; cada vez que él venía a mi casa, seguían sucediendo. Un día, me pidió que fuera su novia, que me casara con él. Pero me burlé y salí corriendo.
En la noche de ese día, fui otra vez a su cuarto. Él había bebido y me brindó una bebida