Conrado asiente con gravedad, sosteniendo la mirada de Clío, como si quisiera que supiera que todo lo que está a punto de relatar es real, aunque resulte difícil de creer.
—Más seguro, imposible —dice, mientras desliza una carpeta llena de documentos por la mesa. Sus dedos enguantados detienen el movimiento justo cuando está al alcance de nuestras manos—. Simón me lo contó todo, que los padres de Cintia tenían grandes problemas financieros en esa época. Entonces, primero trataron de hacerse con el derecho de patria potestad sobre David y sobre ti, para poder tomar la herencia de ustedes y solucionar sus problemas. Los labios de David se contraen, y su cuerpo entero parece tensarse. Gloria apoya una mano en el hombro de su esposo, recordándole que no está solo. —¡Claro que lo recordamos! —contesta David—. Leonard luchó mucho