capítulo: La sangre roja no se mezcla con la azul.
Ambas mujeres observan en silencio cómo Leonardo Di Napoli se marcha. Y al quedar totalmente solas, Sofía toma de la mano a la señora Minerva y la ingresa a la habitación.
—¿Qué hacía Leonardo en tu habitación?
—Señora Minerva, eso no es tan importante ahora. Casi hablas, casi dices la verdad. Por poco me da un infarto. Además, quiero recalcar que él fue quien me buscó y se me metió al baño.
—¡Estuviste con mi hijo! —Minerva está perpleja.
—Yo... es difícil, señora Minerva. No me regañe. Sé que usted me lo ha dicho muchas veces, pero él también me busca. Entonces es difícil para mí soportar sus acercamientos.
—¡Muchacha, por Dios! —suspira.
—No se enoje, ¿sí? Más bien, dígame ¿qué pasó con Lucifero?
—Me dejó... —toma asiento en la orilla de la cama de Sofía.
—¿Qué? —Sofía se sorprende.
—Sí... dijo que era lo mejor y sé que él tiene la razón, pero que lo de nosotros solo era un encuentro pasional. Pero... creo que sin querer le metí el corazón a este asunto.
—Te enti