Sabrina mordió el labio, intentando contener un sollozo.
—Espero —dijo Zoe, con una voz cargada de un peso casi maternal— que analices tus decisiones… y que de verdad te arrepientas. Porque, lamentablemente, todo lo que tuviste fueron pérdidas. Pero la vida… la vida siempre da una segunda oportunidad a quien realmente quiere cambiar.
Zoe se inclinó un poco, como si quisiera que aquellas palabras le llegaran directo al corazón.
—No vas a escapar de las consecuencias, Sabrina. Pero cuando recuperes tu libertad… podrás rehacer tu vida. De la forma correcta.
El llanto de Sabrina se intensificó. Giró el rostro por un instante, respirando profundo antes de volver a mirar a Zoe.
—Estoy en el fondo del pozo, Zoe… —su voz temblaba, rota—, y aún creo que no voy a resistir. Pero… si llego a tener una oportunidad… si salgo viva de la cárcel, te juro que haré las cosas de otro modo.
Las lágrimas caían sin control.
—Algún día… —Sabrina inhaló profundamente, como si reuniera fuerzas para seguir— dil