La secretaria, al percibir el clima, se apresuró a justificarse:
—Solo estábamos revisando la presentación de mañana, señora Miller.
Celina no dejó de lanzarle una mirada afilada.
—Estoy segura, querida. Gracias por avisar.
Thor entendió el recado y pidió con cortesía que la secretaria les dejara un momento a solas. Apenas la puerta se cerró, él sostuvo el rostro de Celina con ambas manos, obligándola a mirarlo a los ojos.
—Celina, no existe otra mujer en el mundo para mí. Desde que entraste en mi vida, solo eres tú. Solo tú me quitas el aliento, solo tú haces que mi corazón se acelere de esta manera. Y aun con esa carita de enfado… o quizás justamente por ella… —sonrió—, te amo más cada día.
—¿Ella tiene novio? —preguntó Celina casi en automático.
—No lo sé. Nunca le he preguntado —respondió Thor con tranquilidad.
—Es guapa, ¿verdad? —sus hormonas gritaban más fuerte que la razón.
—No lo sé. La única belleza que me interesa es la tuya —contestó Thor, mirándola fijo.
Celina cruzó los