Celina se detuvo frente a la ventana, mirando hacia la oscuridad.
—Yo era tímida al extremo. Un chico se fijó en mí una vez y nos comunicábamos por papelitos. Las amigas los llevaban y traían. Yo me quedaba paralizada solo de pensar en mirarlo. En mi cabeza todo me decía que fuera… pero me bloqueaba. Me sentía rara, fuera de lugar.
Volvió a mirarlo.
—En casa, a veces me sentaba en la cama y pensaba: no pertenezco a esta familia. Este hogar no es mío. Era un dolor silencioso, ¿sabes? Una duda que nunca me abandonaba.
—Amor… —intentó decir Thor, pero ella levantó la mano, pidiéndole continuar.
—Tengo dificultad para mantener constancia en todo. No sabes lo duro que fue escribir mi primer libro. Para mí es horrible. Cada capítulo me parecía malo, incompleto. Quería la perfección, pero nunca llegaba. Aun viendo su crecimiento en la plataforma, las ventas ahora del libro físico, los elogios… yo solo veo defectos.
Se pasó la mano por el cabello, exhausta.
—¿Sabías que tuve compulsión por la