Celina y Zoe estaban en una boutique de lujo, inmersas en un mar de telas finas y escaparates deslumbrantes. Zoe, siempre animada y sincera, recorría los pasillos con entusiasmo, ayudando a Celina a elegir algunos looks que realzaran su cuerpo, sobre todo ahora que el embarazo empezaba a traer pequeños cambios.
—Este vestido rojo te va a quedar perfecto, amiga —dijo Zoe, sosteniendo la prenda frente al cuerpo de Celina para verla mejor—. Pero aprovéchalo, porque dentro de nada tendrás que renovar el armario otra vez. ¡La barriga va a crecer tanto que no te va a perdonar!
Celina soltó una risa ligera y cómplice.
—Lo sé, Zoe. Apenas terminé de organizarme y ya estoy pensando que en poco tiempo tendré que comprar todo de nuevo. —Acarició su vientre con ternura—. Pero confieso que estoy amando todo esto. Thor está tan ilusionado como yo.
—Y con razón, amiga. Se merecen vivir esta felicidad —Zoe sonrió, tomando otro vestido y entregándoselo a Celina—. Prueba este también. El color va a res