Celina guardó silencio, digiriendo cada palabra.
—Y mira que las coquetas le echaron el ojo, ¿eh? Pero él ni las miró. Un hombre guapo, así, leal a su pareja… eso es demasiado raro hoy en día. Eres una mujer con suerte.
La enfermera sonrió con ternura y se acercó un poco más.
—Y debe tener muchos celos de ti, ¿no? Porque, perdona, pero eres demasiado hermosa.
A pesar del torbellino dentro de ella, Celina no pudo evitar una leve sonrisa.
—¿Y en la hora de curarlo? Ni quería dejar que terminaran. Salió corriendo al pasillo para saber de ti. Fue una escena de película, ¿eh?
En ese instante la puerta se abrió y Thor entró, entregándole su bolso con cuidado. La enfermera sonrió, hizo un gesto con la cabeza y dijo:
—Les deseo una pronta recuperación.
—Gracias —dijo Celina, abriendo el bolso y sacando el móvil. Estaba descargado—. Maldita sea… el cargador no está aquí.
—Puedo cargarlo en el coche —respondió Thor, pero antes de que pudiera salir entró el médico.
—Señorita Celina, ya puede rec