Thor la miró por un segundo, como si no supiera si debía sonreír o llorar.
—Es con ella con quien quiero intentarlo. Es en ella donde veo el ahora. Pero… tengo miedo de arruinarlo todo.
—¿Miedo de ser quien eras antes?
Thor asintió lentamente.
—No quiero repetir errores. No quiero convertirme en una prisión para ella. Ella ya vivió eso con su exmarido. Yo necesito ser mejor.
La sesión continuó en un tono introspectivo y terminó puntualmente. Aunque él era un hombre de negocios acostumbrado a controlar todo a su alrededor, allí, en aquel consultorio, se permitía dejar que sus emociones desbordaran. Era el único lugar donde no necesitaba ser implacable, inflexible, ni esconder el peso que cargaba sobre los hombros desde que asumió los negocios de la familia. Al salir, respiró hondo, acomodó la corbata con el ceño cargado y volvió directamente a la empresa. Todavía había mucho por resolver y, a las 17h, estaría frente a nuevos inversionistas.
Ya en su despacho, concentrado en documentos