EL FUNERAL DE PABLO.
Esa noche como era de esperarse no pude comer nada, estaba realmente afectada, como nunca me había sentido en la vida, aparte de la falta de Pablo, recordaba el dolor de haber perdido a mis padres, no pude cerrar los ojos en toda la noche, el dolor no me dejaba descansar, yo había matado a Pablo, por mi estaba en ese lugar, no era Raúl, era yo la única responsable.
Luis no se acercó en toda la noche por la habitación, no sabía de lo que era capaz si lo veía entrar, aunque él no era quien tomaba las decisiones, más bien era un títere de Raúl, me había hecho mucho daño, desde tratar de matarme drogándome, hasta ser cómplice en mi secuestro y ahora estaba yo ahí sola en el mundo otra vez, a expensas de seres despreciables como estos.
Pasé la noche en vela, recordando todos y cada uno de los momentos que pasé con Pablo, fue poco tiempo, pero era lo mejor de mi vida.
En este momento necesitaba el abrazo sincero de mis amigas, las necesitaba dándome apoyo como siempre.
Fue una noche eterna