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EL CHICO GUAPO Y MI ACCIDENTE.

Él chico guapo ese con el que cualquier mujer de cualquier edad soñaría y ahí estaba yo, mirándolos e imaginándome que era yo la chica que estaba allí con este hombre que me devolvió la fe en la humanidad, porque aunque no hablaba nada con la chica, se podía ver que era un caballero, perdida en mis pensamientos, llega el camarero con mi plato, me sacó de mi sueño, a comer le dije a Luis, cosa que ignoró por completo, porque el muy tonto no dejaba de verla y hacerle señas mientras que el chico guapo, le pedía al mesero una botella de un licor o vino de un nombre extraño, yo por más que ponía atención no entendía que le quería decir Luis a la chica y mucho menos me podía imaginar cual podía ser la relación de semejante mujer, que a simple vista se podía observar que era de un clase alta y muy diferente a la de Luis y yo, los padres de Luis, tenían mucho dinero él siempre hablaba que en cinco años recibirían un dinero de un fideicomiso que algún familiar que vivía en otro continente les había dejado, de momento, tenían una muy buena posición social y nada más, don Raúl, le llevaba en su oficina jurídica muchos negocios a personas muy adineradas del país, pero bueno, me enfoqué en devorar mi plato, ya que estaba en ese lugar y que Luis me estaba invitando, porque según yo me tenía una sorpresa de un anillo de matrimonio, que ilusa, no podía estar más alejados de la realidad mis pensamientos.

Terminamos de cenar, yo me sentía un poco mareada, nunca me había sucedido con una copa de vino y sentirme así de mareada y como si me fuera a desmayar, algo estaba mal, porque sentía que había tomado más de una botella, cosa que nunca sucedía, pero imaginaba que así se debería sentir, ya que cuando salía con mis amiga, me tomaba dos tequilas y ya me sentía un poco mareada, de las cuatro, era la que menos tomaba, así que generalmente era yo la conductora designada y responsable de los vehículos de mis amigas, pero ese día realmente me sentía mal, y con la humillación, (porqué así somos las mujeres), me sentía mal por el hecho que en mis propias narices le estuviera coqueteando a la chica perfecta que estaba al lado, estaba sumida en mis pensamientos, cuando de la nada Luis comienza a tratarme mal, yo había estado en silencio toda la cena, no había hecho nada reprochable, acababa de presenciar como descaradamente me estaba faltando el respeto y no le hice ningún reclamo aun cuando si se le diera la oportunidad, me sería infiel con la chica de al lado, bueno, no lo culpo, yo habría hecho lo mismo con el hombre perfecto de al lado, pero jamás lo iba a hacer yo si respeto, a mi pareja (no sabía lo que el destino me tenía preparado).

En el momento Luis comienza a gritarme de la nada, como culpándome de algo, yo no entiendo que está sucediendo, todas las personas del restaurante nos miraban y hacían sus comentarios, no imagino mi cara entre asombrada, confundida, aturdida y las mejillas rojas de la pena por lo que estaba viviendo, ya me había hecho algo así en el principio de la relación y gracias a la intervención de don Raúl, Luis juró que jamás volvería a suceder, Luis me decía groserías, me trataba de prostituta, de zorra y todos los improperios que tenía en su diccionario mental, no entendía lo que estaba pasando, me levanté de la silla como desorientada, más de la pena que de otra cosa, llorando, con la mente en blanco, pensando que Luis se había vuelto loco o algo así,  la chica hermosa del lado, me volvía a ver como burlándose de mí,el chico guapo lo poco que pude ver, volvía a ver a Luis con unos ojos de odio, imaginé que por estar viendo a la chica que lo acompañaba esa noche.

Solo recuerdo unas luces

Me levanté de la mesa, tomé mi bolso y corrí, cuando corría, sin saber porqué me sentía de esa manera, como adormecida, aturdida, sinceramente no entendía que le sucedía a mi cuerpo, corrí lo más rápido que pude hacia la calle, con la idea de tomar un taxi y salir corriendo de ese lugar, siempre con la esperanza de que lo que Luis me hizo fuera una broma d mal gusto, sin embargo, lo único que sucedió, fue que vi unas luces y sentí un fuerte golpe en mi cuerpo. Las personas a mi alrededor hacían comentarios como –“esta chica está muerta, está borracha, es la chica del restaurante, si está respirando, llamen una ambulancia”. Lo último que sentí, fue que alguien me levantó del suelo en sus brazos.

No sé cuánto tiempo después, me desperté en una cama que no era la mía, una habitación que jamás había visto, pero parecía lujosa, en tono café y con persianas de muy buen gusto, una pantalla de televisión, que realmente jamás iba a tener en mi apartamento.

Miré al lado y habían unos ramos de flores, un ramo en particular llamó mi atención, un hermoso ramos de flores amarillas con una sola rosa roja y un globo hermoso que decía “hey chica hermosa, espero te recuperes”, me sentí feliz por un momento, sin embargo, ni idea de donde estaba.

Se abre la puerta de la habitación y ahí estaba aquel hombre impresionante del otro día en el restaurante, vestido con ropa de doctor, diciéndome “hola Melina, como estas, veo que gracias a Dios ya mejor, soy el  doctor Taylor y has sido mi paciente durante algunos días”.

-Como estas, te sientes un poco mareada, a ver dime!

Sinceramente apenas y pude hablar, de la impresión que tenia, fue como un balde de agua fría al ver aquel hombre en esa habitación y preguntándome como me sentía, además, sentía mucha pena, porque él había estado en el restaurante y había escuchado todas las faltas de respeto y todas las mentiras que Luis había dicho de mí en voz alta.

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