Mundo de ficçãoIniciar sessãoEl eco de su juramento aún flotaba en la sala. Lissandro permanecía de pie, con los puños cerrados, la respiración agitada y los ojos enrojecidos por la rabia. La tablet seguía brillando sobre la mesa, mostrando la sonrisa de Anna en una de aquellas fotos robadas al tiempo. Era como si lo mirara desde otra vida.
Lucía dio un paso hacia él. No había miedo en sus ojos, solo una decisión férrea.
—Lissandro, escucha. Anna puede no recordarlo todo, pero sí me recuerda a mí. Soy su amiga, su hermana de alma. Si tienes un plan para sacarla de ese infierno, estaré a tu lado.
Él la miró en silencio. Por primera vez desde que despertó en aquella clínica, sintió un rayo de esperanza. Su mandíbula se







