El joven comenzó a temblar y, de repente, volvió a vomitar de manera violenta. Después, bajó la mirada durante un instante, como si evitara ver directamente al Mayor, antes de responder con voz entrecortada:
—Puedo indicarle, pero… señor, ya deben habernos movido. Siempre lo hacen. Nos trasladan constantemente, desde que tengo memoria. Nunca estamos mucho tiempo en el mismo lugar. La mandíbula del Mayor se tensó ante esas palabras. Su mirada se endureció, pero logró controlar sus emociones. Sabía que en ese momento no podía permitirse titubear o mostrar debilidad. —¿Dónde los alojaban antes de traerlos aquí? —preguntó con un tono profundo pero paciente—. Cualquier detalle, por pequeño que sea, puede servirnos. El joven se llevó ambas manos al vientre como si intentara contener un dolor in