El tiempo transcurrió con rapidez para la familia. Camelia y Ariel retomaron sus trabajos en la editorial, dejando el cargo de director de la asociación en manos del capitán Miller, quien contrajo matrimonio con la doctora Elizabeth. Ahora vivían felices con su hijo, compartiendo cercanía con el Mayor Alfonso Sarmiento. No tardaron en descubrir sus raíces australianas y la dolorosa verdad: sus padres murieron tratando de salvarles la vida. Sin embargo, ambos decidieron quedarse en el país, estableciendo su hogar en la tranquila reserva militar.
Mientras tanto, los hijos de Marlon crecían dichosos bajo el cuidado de un padre que se esforzaba al máximo por ofrecerles una vida plena, acompañado en todo momento por Marcia, quien había abrazado con orgullo su rol como madre a tiempo completo. Por su parte, Aurora y su esposo, Ariel Rhys, se sentían profundamente agradecidos por haber llegado a