—No, no es casado y tampoco tiene novia. Una que se creía que lo era, acaba de ser eliminada esta mañana. Precisamente su puesto de trabajo fue el que ocupé. Me contó que lo puso a escoger entre ella y yo, y me escogió a mí —cuenta sonriente, y Nadia puede ver cómo le brillan los ojos con entusiasmo.
—¿Y eso por qué? ¿Te conoce ella? ¿Sabe lo que pasó entre ustedes? —sigue preguntando preocupada Nadia, frunciendo el ceño.