Sofía se había criado en una familia disfuncional y se había jurado que jamás traería hijos al mundo a pasar trabajo. Al encontrarse con Ismael, era como verse a sí misma: no quería hijos y también le gustaba viajar mucho, hacer locuras, quedarse donde quisiera sin preocupaciones. Y para su felicidad, él había perdido sus pelotas, por lo que no podía embarazarla ni de casualidad, y eran felices así.
Habían sido de gran apoyo para Marlon y Marcia, que se dedicaron a viajar como ellos también, divirtiéndose sin preocupación. En cuanto al heredero, le tocaba a Ariel, que no tenía ningún problema para garantizar eso. Y ahora resulta que no es estéril y no se cuidó nunca; la dejó embarazada. Salió despacio, mirando a Sofía con miedo. El doctor le había explicado todo claramente.—Perdóname, Sofi. No