42. VIGILARLA
Llegué a los terrenos del duque casi al anochecer. No fue fácil: tuve que cobrar favores y utilizar las influencias de mi familia para ausentarme tanto tiempo del trabajo. Incluso falté a la boda de mi hermano para estar aquí. Pero no importa; todo es por una buena causa: tener a la mujer de mi destino conmigo.
Ya superé esa etapa en la que me cuestionaba si estaba loco o si transgredía alguna norma moral. Ya no me importa, porque en mi mente no hay duda. Prevalece el concepto de familia: mi familia. Desde que la conocí, el mundo perdió sabor. Nadie más me resulta suficiente… sé que ninguna otra mujer logrará mantener mi interés y por eso haré todo lo que esté a mi alcance para que ella sea mi hogar.
He llegado con una semana de antelación a lo que había prometido en mi carta al duque y desde luego a la misma duquesa. Pese a lo tensa que terminó mi última conversación con Cielo, no fui capaz de apartarme. Ella dijo que se iría, que desaparecería y pensar en eso me quema por dentro.