El día había llegado. La ciudad brillaba bajo el sol y la expectativa llenaba cada rincón, pero Valeria no podía sentir nada de esa emoción. Cada minuto que avanzaba el evento del matrimonio de Adrian con Isabella la desgarraba por dentro. Su corazón estaba atrapado entre celos, dolor y deseo, mientras la imagen de Adrian con otra mujer se grababa en su mente con cada fotografía y cada gesto compartido que le llegaba por las redes sociales y los reportes de su personal de confianza.
Valeria se encontraba sola en su apartamento, incapaz de mirar el evento en televisión. Sus manos temblaban mientras sostenía un vaso de agua, aunque nada podía calmar la tempestad que sentía en su pecho. No podía soportar verlo a él cumpliendo con una ceremonia que, ante los ojos de todos, parecía su vida perfecta con otra mujer, mientras ella quedaba relegada a la sombra de un contrato que la ataba a él.
—No… —susurró para sí misma—. No puedo verlo… no puedo soportarlo.
Decidió entonces aislarse, perders