Valeria respiraba hondo mientras caminaba por la entrada de la casa de su familia. Por fin tenía unos momentos para sí misma, para abrazar a sus padres y sentir el calor de un hogar que, por meses, había estado lejos de ella. La tensión de su vida con Adrian parecía desvanecerse, aunque solo fuese por unas horas.
Lo que Valeria no sabía era que Adrian la observaba de lejos, vigilando cada movimiento sin que ella lo notara. Un coche discreto, estacionado a varias calles de distancia, le permitía seguir sus pasos mientras aseguraba que nadie se acercara a ella con intenciones dudosas.
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La tarde avanzó tranquila dentro de la casa familiar. Valeria se perdió entre abrazos, risas y charlas, disfrutando de la normalidad que había estado ausente en su vida desde que Adrian la había traído a su mundo de contratos, control y pasión contenida.
Pero entonces apareció su exnovio, un recuerdo de su pasado que no esperaba ver en un momento tan delicado. Con una sonrisa confiada y gestos que reco