Brihana Kozcanov había alcanzado aquello que tanto anhelaba, un sueño que al principio parecía un paraíso, pero que pronto se transformó en su más oscura pesadilla. El amor que una vez la envolvió se desvaneció, dejándola con un corazón roto y un mundo hecho añicos. Sin embargo, en medio de la desesperación, Brihana decidió levantarse de las cenizas de su desamor. Con valentía, se dispuso a seguir adelante, a perseguir un nuevo sueño, uno que no estuviera atado a las cadenas del amor perdido. Brith Cartier, el hombre que alguna vez fue su todo, observaba desde las sombras. Era el más fuerte y deseado de Rotor, pero su orgullo era su mayor enemigo. Ahora, enfrentado a la posibilidad de perderla para siempre, se preguntaba si sería capaz de dejar de lado su altivez para reconquistar a la única mujer que había amado verdaderamente. En este juego de emociones, donde el orgullo y el amor luchan en un campo de batalla invisible, ¿será capaz Brith de suplicar por el amor de Brihana una vez más?
Ler maisAunque la mayoría mostraba alegría y entusiasmo, Brihana podía sentir la falsedad en las sonrisas de algunos, la envidia disfrazada de cortesía y los intereses ocultos tras los gestos amables. Mientras el bullicio de la celebración inundaba el ambiente, ella luchaba por mantener la compostura, consciente de que su vida estaba a punto de cambiar para siempre.
Poco a poco, Brihana comenzó a darse cuenta de la verdadera naturaleza de su matrimonio. Lo que una vez pareció un cuento de hadas se desvanecía ante la realidad de una vida marcada por las expectativas ajenas y las demandas implacables de una familia que no aceptaba un "no" como respuesta. La opresión y el control se apoderaron de su día a día, convirtiendo su hogar en una prisión dorada.
La joven novia, que alguna vez soñó con amor y libertad, se vio atrapada en un mundo de apariencias y obligaciones, donde su voz se perdía entre susurros y sus deseos eran ignorados en aras del prestigio familiar. Aquella fiesta fastuosa se convirtió en el símbolo de su encierro, un recordatorio constante de las cadenas invisibles que la ataban a un destino que no había elegido.
Así, entre la pompa y el boato, Brihana comprendió que su matrimonio con Brith Cartier no era más que una fachada, una cruel ironía que le arrebataba todo aquello que alguna vez consideró amor. Su sueño se había convertido en su peor pesadilla, una prisión dorada de la que no sabía cómo escapar.
Karla Koscanov, la hermana menor de Brihana, siempre mostraba una expresión de que todo debía ser para ella. Desde niña, fue muy consentida, sus padres siempre la apoyaron en todo. Mientras Brihana podía tener lo que quisiera, Karla buscaba la manera de obtenerlo también. Su resentimiento creció al darse cuenta de que no sería la mujer que se casaría con Brith Cartier.
Brihana, por su parte, lucía radiante con una sonrisa de oreja a oreja. Era hermosa, con un aspecto angelical, piel bronceada y ojos claros que atraían a muchos hombres. Sin embargo, entre todos ellos, eligió a Brith para ser su esposo.
La boda fue tal como la había imaginado, extravagante y llena de lujo. Brihana se mudó a la villa "Pétalos del Amanecer", la casa de sus sueños. Todo parecía perfecto y placentero, tal como lo había planeado.
Pero tres meses después, las cosas no salían como se esperaba. Brith a veces ni siquiera llegaba a la villa. Brihana se repetía a sí misma: "Hoy debe haber mucho que hacer, por eso no ha vuelto". Con esa idea en mente, no dudaba de su esposo y se mantenía serena, esperando su regreso.
El ambiente en la villa comenzó a cambiar, la tensión se palpaba en el aire. Karla observaba todo con ojos de envidia, deseando tener lo que su hermana tenía. Su resentimiento crecía día a día, viendo a Brihana aferrarse a la esperanza de que todo mejoraría.
Mientras tanto, Brihana seguía esperando a Brith, aferrándose a la ilusión de que su matrimonio sería como lo había soñado. Sin embargo, en lo más profundo de su corazón, una semilla de duda había comenzado a germinar.
Brihana se sumergía en cada centímetro de su proyecto con una dedicación incansable. Había aprendido diseño de interiores y remodelación con esmero, perfeccionando sus habilidades a lo largo de los años. Sin embargo, desde que se casó, no había vuelto a recibir un proyecto. Nadie en su entorno conocía realmente el peso que su carrera tenía para ella, ya que había estudiado en el extranjero y era conocida únicamente como la señora Cartier.
Absorta en su labor, Brihana se mantenía al margen de cualquier chisme relacionado con su esposo. Aunque en realidad, no necesitaba escuchar nada de eso. Conocía perfectamente el tipo de familia en la que se había adentrado al casarse con Brith, y estaba completamente consciente de que sería la más odiada entre todas las amantes que él había tenido.
Brith era un hombre alto y apuesto, con cabello cobrizo, tez clara, ojos marrones y una mirada seductora. Sus músculos bien formados y su estatus como el hijo mayor de la familia Cartier lo convertían en el deseo de todas las mujeres.
Una fuerte lluvia estalló una noche, haciendo que la temperatura descendiera notablemente. Brihana dejó su equipo de trabajo y, bostezando, se dirigió hacia su dormitorio. Allí, abrió el armario y tomó el edredón más cálido antes de recostarse en la cama. A pesar de tener numerosos empleados en la villa, se sentía profundamente sola. Suspiró y miró el techo, tratando de consolarse a sí misma.
"Él está trabajando, Brihana. Deja de pensar tonterías", se dijo a sí misma en un intento por creer en sus propias palabras. Finalmente, logró calmarse lo suficiente como para conciliar el sueño.
Al día siguiente, todo parecía transcurrir con normalidad. Sin embargo, Brith no regresó a casa. Los empleados comenzaron a murmurar entre ellos, sugiriendo que las cosas no marchaban bien entre la pareja.
"Lleva dos días sin volver a casa. He investigado y no está de viaje de negocios. Tampoco ha pasado la noche en la empresa", comentó uno de los empleados.
"Ocúpate de tus asuntos. El señor tiene muchos negocios que atender. Si no vuelve a casa, es problema suyo, no de la señora", respondió otro.
"Ella finge que todo está bien, pero no lo está. ¿Quién no se preocuparía si su esposo lleva dos días sin regresar a casa?", murmuró un tercero.
A pesar de las habladurías, Brihana mantuvo la compostura y continuó con sus labores, esperando en silencio la vuelta de su esposo.
Brihana descendía con elegancia las escaleras, mientras escuchaba a las criadas murmurar entre ellas. Hacía mucho tiempo que no salía de casa, pero su belleza era innegable y no pasaba desapercibida ni por un segundo. No hizo caso omiso a sus palabras, simplemente pisó con firmeza, dejando claro que las había escuchado y que no le importaban sus comentarios.
Vestía un hermoso vestido rosa pálido, con tacones blancos que combinaban a la perfección con su pequeño bolso. Su maquillaje era sutil, resaltando su belleza natural, y sus labios lucían un delicado tono rosa. Las sirvientas se sobresaltaron al verla así, aunque no era la primera vez que la veían vestida de esa manera. Sin embargo, su aura ese día era especialmente poderosa. Las miró con determinación y continuó su camino hacia la puerta.
El chofer la esperaba afuera y le abrió la puerta con cortesía. Brihana subió al auto y se dirigieron hacia el centro comercial. Observaba las distintas tiendas, buscando un lugar que fuera solo suyo. Aunque los Cartier le proveían de todo, nunca había usado la tarjeta entregada por Brith. Su independencia era su mayor orgullo.
Recorrió las tiendas vacías con la mirada, hasta que encontró una en un ángulo perfecto. La vista le gustó y examinó cada rincón con detenimiento. Se puso en contacto con el contratista y lo compró sin dudarlo. Una vez más, observó el lugar con una sonrisa en los labios. Ella no dependía de nadie, y no pensaba hacerlo nunca. A pesar de ser la hija mayor de los koscanov, había forjado su propio camino. Estudió en el extranjero y creó su propio imperio.
Desde los 10 años, se enamoró de Birth y se juró a sí misma que se casaría con él. Su sueño se hizo realidad, aunque más por el deseo de sus padres que por el suyo propio. Birth era el hombre más codiciado de la ciudad Rotor, y todas caían rendidas a sus pies. Sin embargo, Brihana no era como las demás. Ella era una mujer independiente, dueña de su destino y decidida a seguir adelante por sí misma.
Habían pasado tres años desde aquel día en el que Brith Cartier arriesgó su vida para salvar a Brihana. Tres años desde que el caos, el miedo y el dolor quedaron atrás, marcando el inicio de una nueva etapa en sus vidas. Las cicatrices físicas y emocionales aún estaban ahí, pero juntos habían encontrado la manera de sanar.La boda de Brith y Brihana fue el primer paso hacia esa sanación. Fue un evento sencillo, íntimo, rodeado únicamente por las personas que realmente importaban. No hubo cámaras, ni periodistas, ni lujos innecesarios. Solo amor. Y aunque ambos llevaban consigo las marcas de lo que habían vivido, esa unión fue el comienzo de algo hermoso.Ahora, tres años después, la vida les había regalado un milagro: un hijo.Era una mañana tranquila en la casa de campo que Brith y Brihana habían comprado poco después de casarse. Querían alejarse del bullicio de la ciudad y construir un hogar lleno de paz y amor, lejos de los fantasmas del pasado. La casa estaba rodeada de árboles al
La vida de Brith Cartier había cambiado radicalmente. Había logrado recuperar el control de la empresa y restaurar el orden en medio del caos que su hermano Andrei había causado. Los accionistas estaban satisfechos, los empleados trabajaban con motivación renovada, y todo parecía estar en su lugar. Pero en el fondo, Brith sabía que la calma era solo temporal. Andrei no era alguien que aceptara la derrota, y mucho menos cuando su orgullo estaba en juego.Lo que nadie esperaba era que Andrei escapara de la cárcel. La noticia llegó como un relámpago, sacudiendo a todos en Cartier Corp. y más allá. Pero lo peor no era la fuga, sino quién lo había ayudado: Sofía. Juntos, habían elaborado un plan tan macabro que haría temblar a cualquiera.Brihana acababa de terminar un rodaje junto a Esteban. La noche había sido tranquila, y ambos estaban listos para regresar a casa. Sin embargo, al salir del set, un grupo de hombres armados los interceptó. Los faros de un auto negro iluminaron sus rostros
La noticia de la boda de Sienna Montenegro con Andrei Cartier se había extendido como pólvora. Era el tema de conversación en todos los círculos sociales y empresariales. La mujer que alguna vez había sido vista como una aspirante desesperada a convertirse en la señora Brith Cartier ahora se casaba con su hermano, Andrei. Pero lejos de ser un cuento de hadas, la boda estaba envuelta en un manto de críticas y controversias.Las redes sociales estaban llenas de comentarios mordaces:"¿Cómo puede alguien caer tan bajo por un apellido?""De Brith a Andrei… qué desesperación por ser una Cartier.""Sienna Montenegro no tiene dignidad. Es capaz de cualquier cosa por poder."Sin embargo, a Sienna no le importaban las críticas. Lo único que le importaba era asegurar su lugar como una Cartier y vengarse de quienes la habían humillado. Hoy era su gran día, y nada ni nadie iba a arruinarlo. O eso pensaba.Mientras tanto, en las oficinas centrales de Cartier Corp., Brith Cartier estaba a punto de
Sienna llegó a la mansión de los Montenegro con lágrimas en los ojos y el corazón lleno de rabia. Su cabello estaba desordenado, y su maquillaje, que antes era impecable, ahora estaba corrido por el llanto. Todo su plan, su esfuerzo por convertirse en la futura señora Cartier, se había desmoronado frente a sus ojos. Había sido humillada no solo por Brith, sino también por Brihana, esa mujer que parecía tener todo bajo control. Pero Sienna no iba a quedarse de brazos cruzados.Al entrar en el despacho de su padre, lo encontró sentado detrás de su amplio escritorio de madera, con una expresión seria pero calculadora. Don Montenegro siempre había sido un hombre de negocios frío y estratégico, y esa tarde no era la excepción.—Papá… —comenzó Sienna, con la voz temblorosa—. No sabes lo que me hicieron. Esa mujer… ¡esa m*****a mujer! Me humilló frente a todos, y Brith… ¡Brith la defendió! ¡A ella! —Su voz se quebró, y las lágrimas volvieron a caer.Don Montenegro la escuchó en silencio, deja
El aire en las oficinas de Éclat estaba tenso, como si algo grande estuviera a punto de suceder. Los rumores sobre el enfrentamiento entre Brihana Kazcanov y Sienna Montenegro se habían extendido como un incendio forestal. Todos los empleados hablaban en susurros, especulando sobre lo que podría pasar después. Pero nadie, ni siquiera Sienna, estaba preparado para lo que estaba por venir.Sienna había recibido una notificación para presentarse en la oficina del director ejecutivo. Ella caminó por los pasillos con la cabeza en alto, segura de que iba a recibir un reconocimiento, quizás incluso un ascenso. Después de todo, los rumores decían que sería la futura señora Cartier, y en su mente, eso significaba que merecía un trato especial. Mientras avanzaba, los empleados la miraban, algunos con curiosidad, otros con una mezcla de lástima y desprecio. Pero Sienna no se percató de nada; estaba demasiado ocupada imaginando su victoria.Cuando llegó a la oficina del director, ajustó su chaque
Brihana sonrió y negó con la cabeza.—Gracias, Tiffany, pero no necesito hacer nada. Si Sienna realmente cree que puede manejar a Brith, tarde o temprano se dará cuenta de lo equivocada que está. Y cuando eso pase, yo estaré aquí, disfrutando del espectáculo.El sol brillaba con fuerza esa mañana, pero el aire en las oficinas de Éclat estaba cargado de una tensión que nadie podía ignorar. Brihana Kazcanov había llegado temprano, lista para una reunión importante con los directivos de la empresa. Su porte elegante y su andar sereno eran inconfundibles; incluso los empleados más distraídos se detenían a mirarla. Ella no necesitaba anunciarse, su presencia lo hacía por sí sola.Sin embargo, lo que Brihana no esperaba era encontrarse cara a cara con Sienna Montenegro. La futura señora Cartier.Sienna estaba allí, como si la estuviera esperando. Vestida impecablemente, con un aire de superioridad que irradiaba en cada paso, se abrió paso entre los empleados, quienes disimuladamente observa
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