La rabia recorrió cada fibra del cuerpo de Astrea como una ola expansiva, muchos sentimientos encontrados la estaban atacando en ese momento.
—¿Puedes repetir lo que has dicho? —preguntó con voz suave, puesto de que tenía la esperanza de que todo era un malentendido.
—Te lo explicaré, queremos que trabajes de encubierto —fue Otto quien contestó por Kael.
—Lo mejor es haciéndote pasar por su cita de esa noche —intervino Calvin.
—La respuesta es… ¡No! —Astrea expresó con firmeza.
—De cualquier manera como su guardaespaldas, debes acompañarlo en ese evento —le recordó el gamma.
Ella dio una respiración profunda, y miró a Kael.
—¿Cómo cambian las cosas? —le dio una mueca de sonrisa—. Ahora soy yo la que no soporta estar cerca de ti —alzó la cabeza retándolo—. Tu sola presencia me molesta, si no fuera porque hice un trato con tu padre, ya me hubiera largado de esta mugrosa ciudad.
—Oye, nena… —Calvin se levantó de donde estaba y caminó hasta ella—. ¿Sabes con quién estás hablando?
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