La doctora bajo al comedor donde ya se encontraban los hermanos menos del padre de su hijo. Ella se quedó un momento de pie al entrar al elegante área del comedor.
Elizabeth admiraba el azul turquesa de las sillas, adornadas con vistas doradas y acabadas en fina madera, El piso era blanco con un piso precioso del mismo azul.
Los ventanales altos que daban una vista al espeso y frondoso bosque del exterior, era algo que jamás en su vida había visto.
— ¿Qué pasa elizabeth? ¿Por qué te quedas de pie ahí? Nadie va a comerte aquí, ¿Te sientes mal acaso? Si es así debes decirme para llevarte al hospital de la manada.
Ely pudo ver una genuina preocucionndel Alfa, ella se apresuró a decir.
— Estoy bien... Los candelabros son muy hermosos, y las rosas que adornan la mesa en esos jarrones también lucen divinas.
— Que bien que te guste, así comerás de mejor humor, ven, sientate aquí. — El rey le abrió la silla de su lado derecho.
Esa era la silla que debía ocupar la luna en