Una prometida y una mujer embarazada.
El Alfa guió por unos pasillos a la humana, ella los seguía en silencio, lo sentía de mal humor y no quería provocarlo.
Lo vió que se detuvo frente a una puerta blanca con monturas doradas.
— Esta será tu habitación, pasa y ponte cómoda, te veré más tarde. — Había frialdad en las palabras del lobo, de pronto había desaparecido la calidez de su mirada. Volví a ser de nuevo ese hombre poderoso y frío que la doctora conoció en el hospital.
Los pensamientos de Ely desaparecieron cuando camino recorriendo la elegante habitación. El piso era completamente de un azul turquesa con algunas curvas doradas que hacía contrastar los colores, la cama estaba cubierta por sábanas blancas, pero la cabecera y los adornos también eran azul turquesa.
— !Que pieza tan bella, los ventanales son muy altos, desde aquí puedo ver todo el esplendor del jardín!
Grandes cortinas de doble vista colgaban de los ventanales, parecía la habitación de una princesa, Ely caminó hasta la chimenea, esta ya est