Una humana muy rebelde.
Los hermanos Gambino por primera vez coincidían en algo con lo que su hermano hacia últimamente, esa belleza de la humana no era normal, tampoco su bondadoso corazón, pero sobre todo su valentía al refutar y enfrentarse al Alfa, cosa que nadie más se atrevía a hacer.
— Dejemos de discutir, ahora mismo tienes que alimentarte bien, si te sigues enojando por todo, vas a hacer que el lobezno nazca de color verde, y además sea demasiado gruñón.
— ¿Qué...? ¡No, no puede nacer de color verde, nada más eso me falta, que sea un lobito rebelde desde el nacimiento! ¡Pero si así fuera sería tu culpa, señor Gambino! — La doctora señaló al Alfa. — Tienes más secretos que una caja de Pandora, espero que ya no tengas muchos más, es tu culpa que me altere, me cuentas las cosas a cuenta gotas, en verdad preferiría que me dijeras todo lo que haya que decir de una sola vez.
— ¿Me culparías a mi si el cachorro tuviera una personalidad rebelde? Para que lo sepas soy un rey que se rige por las tra