Un ángel perezoso.
Cuando los veintiún Alfas que no habían sido elegidos escucharon el nombre del que si habían elegido gracias a su excelente negociación de paz con el hechicero. Se les fue el color del rostro.
Unos cuantos de ellos se sentían humillados por no haber sido seleccionados por el brujo, ya que le habían ofrecido libertad absoluta, aunque sabían que eso no iba a durar, ellos de todas formas querían ser elegidos.
— Brujo, te ofrecí un muy buen trato, soy uno de los mejores Alfas, poderoso y fuerte, ¿Por qué elegiste a Gambino? — El Alfa Marino estaba bastante molesto.
— Lo elegí porque es el mejor de todos ustedes, eso es obvio, bajo su reinado habrá paz, de lo contrario si te elegía a ti, no habría más que guerras y odio, no eres apto para ser un rey, mucho menos rey de reyes, Alfa Marino, tu eres un peligro latente.
— ¡¿Cómo te atreves?!
— ¡Basta! ¡Si vuelvo a escuchar que reclamas sobre el Alfa que he elegido para sucederme, te prometo Marino, que no vas a volver a ver la lu