Massimo encuentra algo especial.
El tercer hermano Gambino entro esquivando balas y golpes, él era muy ágil y se movía con destreza.
Pronto llegó hasta donde se encontraba Bruno, el cazador sangraba con al menos cinco balas en el cuerpo.
— Carajo, ¿Siempre tienes que exponerte tanto? ¡Pareces un lobo salvaje, si sigues así no vas a conocer a tus nietos!
El desastre infernal seguía ahí dentro, así que era apremiante poner a salvo al cazador.
— Ya revisé las salidas, no hay manera por ahora, llévame al área de cuartos, ahí podré comenzar a sacarme las balas.
El Alfa cargó al lobo estilo princesa, Bruno jamás lo habría permitido si no estuviera tan débil por estarse desangrándose.
— Que princesa tan fea eres, mírate, con este cuerpo tan robusto y musculoso, y esa cara tan masculina.
— Massimo, te voy a partir la cara si sigues diciendo estupideces, soy un macho, por supuesto que soy tosco y varonil.
— Si, si, agarrate fuerte de mi cuello, princesa Fiona. Voy a salvarte el trasero.
A velocidad sobre