El Pakhan cumple su sueño dorado.
Esa noche el Alfa se quedó cuidando a su reina y a su princesa, el padre no sentía ni siquiera cansancio, no dejaba de llorar a su hija, era suya y de su luna, un milagro de la diosa luna.
Solo que esa noche no sería especial solamente para los reyes.
El Pakhan había salido a dar un paseo por los jardines, eran hermosos y tan grandes que fácilmente te podías perder en ellos.
Pocos sabían que habían llegado lobos de otras partes del mundo buscando al rey Gambino, ellos querían ser parte de su manada, se sabía por supuesto lo que le había sucedido a la anterior, pero eso poco les preocupaba porque confiaban en su alta lealtad.
Entre las que llegaron había una joven loba de cabellos rubios que caían en ondas hasta su cintura, ella era la hija de un antiguo guerrero muy orgulloso de ser licántropo.
La joven que vestía un hermoso vestido que se aventaba a su figura, paseaba también por el jardín, su preocupación era que si no encontraba pronto a su compañero destinado, su