La noticia del viaje de Coromoto llegó como un susurro de desesperación en medio del silencio angustiante de Ángel.
Paola lo encontró al otro día junto a los ascensores, el lugar donde dio inicio todo... como intentando encontrar una forma de aferrarse a algo que ya parecía haberse desvanecido.Paola lo observó un momento, pero sabía que no podía dejar que su amigo se hundiera en su dolor sin compartirle lo que había descubierto —Ángel —dijo ella, acercándose con cautela—. Tengo que hablar contigo de algo más que supe anoche, aunque no te diré cómo lo supe.Él la miró, la mirada cansada, perdida en una mezcla de tristeza y frustración —¿De qué se trata ahora? —preguntó, la voz baja, casi apagada.Paola dudó por un momento. Sabía que no iba a ser fácil lo que estaba por contarle, pero tenía que hacerlo. Ángel necesitaba saber la verdad.—Coromoto está cautiva.Ángel frunció el ceño, como si no hubiera comprendido bien las palabra