Los rayos del sol se filtraban por el gran ventanal, todavía no había abierto los ojos, pero asumía que ya estaba clara. No podía negar que se sentía más descansado, aunque su sueño se interrumpió a mitad de la madrugada, solo para enterrarse nuevamente en el cuerpo de Cara, dio un suspiro de satisfacción. Su cuerpo vibraba con el recordatorio, y por las ganas, pero cuando estiró el brazo se encontró con que el lado de la cama estaba vacío y frío.
Abrió los ojos de golpe, al mismo tiempo que se posicionaba de lado sobre el suave colchón, sosteniéndose con uno de sus codos. Se pasó la mano libre por la barba incipiente. No podía ser, ¿o sí? Negó con la cabeza, su corazón latía fuertemente en su pecho, con la esperanza de que estuviera en el cuarto de baño. No obstante, eso no fue así, escaneó rápidamente el lugar.
No había rastro de Cara por toda la habitación, apretó los dientes, y arrugó en un puño las sábanas, las echo a un lado, salió de la cama como Dios lo trajo al mundo. ¿Por q