Casi veinte minutos después, Cara se encontraba con Astrid en la habitación que Bastiaan le había asignado, que causó un poco de desconcierto porque estaba en el área de los integrantes de la familia, y no en el de empleados como regularmente se hacía.
Sin embargo, las dos amigas comenzaron a ponerse al día en lo sucedido con sus vidas durante los dos años que Cara estuvo fuera del país.
—La verdad es que estás muy cambiada —Astrid le dio una sonrisa sincera—. Ahora entiendo que tenías toda la razón en marcharte.
—Lo siento —Cara susurró—, no debí irme de esa forma…
—Cierto, pero era la única manera —le soltó con una risita—. Estar bajo la protección de los hombres Karagiannis, no es del todo fácil.
—A veces es un poco sofocante, pero se puede manejar —manifestó Cara, y luego la miró seria — ¿Qué pasó con tu empresa? ¿Por qué no estás en Brooksprings?
—¡Oh, no! —Astrid le hizo un gesto con la mano—. Todo está muy bien, nos hemos expandido y como es parte del conglomerado, no tenía