Un matrimonio por contrato y un malentendido que lo arruina todo. Layla tiene sus planes a futuro pero cuando Henry entra en su vida lo cambia todo y no precisamente para bien. La historia de dos vidas chocando, el amor y la venganza se juntan para crear el caos.
Leer másCreció con la bonita idea de que el día más feliz de una mujer es el día de su boda pero para esa joven ilusionada ese día se había convertido en una completa pesadilla. Se encontraba en la segunda planta de la casa de sus futuros suegros,la ansiedad se apretaba en su interior haciéndola sentir que el aire desaparecía de vez en cuando de sus pulmones,su vida había cambiado en tan solo un parpadeo que la asustaba de sobremanera,su precioso futuro se venía cuesta abajo y la vida perfecta que tanto se había esforzado en planear se hacía añicos justo frente a sus ojos.
Extrañaba a sus padres,si ellos aún estuvieran a su lado jamás permitirían que fuese utilizada de esa forma,como una herramienta,una bolsa que al abrirla pueden obtener lo que sea. Ahora se encontraba en esa situación gracias a sus abuelos,la estaban obligando a contraer matrimonio con un completo desconocido y ella no tenía más remedio que obedecer,no podía creer la forma en la que todo había sucedido pero ya no había vuelta atrás.—Si tan sólo mamá y papá estuvieran aquí,todo sería diferente—observó el anillo de compromiso en su dedo maldiciendo por lo bajo—Solo piensa en la libertad que tendrás después de esto,solo piensa en eso.La joven dejó ir un suspiro para volver su vista al enorme ventanal.Sus perfectos planes de vida se habían arruinado con ese compromiso que sacaron de la noche a la mañana, y odiaba no poder hacer nada al respecto,todo se estaba yendo por la borda justo a nada de su tan esperada graduación.—Dos meses para graduarme y en lugar de estar planeando un grandioso viaje a las islas estoy aquí por casarme con sabe Dios quién—susurra casi llorando de rabia.Por la puerta entra una bella mujer que no aparenta para nada sus sesenta y seis años de edad,se sienta junto a la novia y le habla de manera fría.—Tienes que obedecer todo lo que tu esposo diga y no seas irrespetuosa con tus suegros—Layla asintió sin decir palabra.Después de la muerte de sus padres nadie le prestó atención en su familia,eran un montón de adultos que gastaban dinero sin pensar por lo cual no le extrañaba a la chica que estuvieran en banca rota y como hasta el día de hoy cuando Layla era pequeña no existía en aquella casa,había crecido sola,sin ningún apoyo que la guiara lo que la llevó a hundirse en libros y a estudiar día y noche.Pero gracias a ello tenía doble titulación y un posgrado de lo que estaba más que orgullosa,aunque su familia pensara que ella era una simple y ordinaria chica en realidad Layla era mucho más lista de lo que imaginaban.—Recuerda la razón por la que estás haciendo esto—los ojos oscuros de su abuela la miraban fijamente.—sí señora—la muchacha no levantaba la mirada,Layla no podía creer que estuviera pasando por tales cosas.—Coloca bien tu velo y ve bajando que ya es hora—la mujer cubrió el bello rostro de la hermosa mujer y sonrió de oreja a oreja.—Aquí vamos—pensó mientras bajaba los escalones directo a su nueva vida.Era la primera vez que lo veía pero su rostro le parecía familiar,creía haberlo visto en alguna parte antes,tal vez en alguna cena o banquete que preparaba su abuelo cuando ella era más joven,pero no estaba segura,lo que sí le llamó la atención fueron esos ojos brillantes mirándola con frialdad,jamás en su vida había visto ojos más fríos que esos.—¿Tal vez es solo ese frío color azul?—tratando de convencerse a si misma que el problema no era con ella,pues no se conocían.Su atención fue llamada por el sacerdote que aguardaba respuestas de ambos jóvenes,Henry parecía estar algo distraído y ella no dejaba de temblar,admitía morir de miedo por el futuro que la espera después del "Sí,acepto".Era la primera vez que ambos se encontraban,la primera vez en verse y era en el altar a punto de ser esposos,compartir toda una vida con un ser desconocido los hacia a ambos querer correr dejando todo atrás.Ambos se pusieron uno frente a otro y siguieron las instrucciones del señor cura,tomaron sus manos y repitieron las palabras que el hombre decía.Henry comenzó.—Yo,Henry Harper,te recibo a ti,Layla Miller, como esposa y me entrego a ti y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida—el anillo dorado es colocado en el dedo anular de la rubia.Tragando con dificultad Layla habló.—Yo,Layla Miller, te recibo a ti, Henry Harper, como esposo y me entrego a ti y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.—ahora el otro anillo fue colocado en el dedo del contrario.—Por el poder que se me a otorgado,los declaro marido y mujer—el sacerdote sonrió.—Pueden besarse—Layla quedó helada en su lugar.Henry se acercó a ella con lentitud levantando el velo que la cubría,el chico aceptó la belleza de la mujer frente a él,piel pálida que conbinan a la perfección con sus ojos negros,cabello color oro y mejillas rosas.Henry se acercó más al rostro contrario sintiendo el suave aliento de la joven que ahora era su esposa,tomó a la chica de ambas mejillas y sus labios se unieron en un beso suave.Layla pareció volver al pasado, allá cuando sus rosados labios fueron besados por primera vez una tarde de otoño y el tono rojizo de sus mejillas no era debido al frío,ahora recordaba porque ese rostro se le hacía tan familiar.Después de diez largos años,se volvían a encontrar y Layla creía que el destino era el que estaba uniendo sus caminos nuevamente.Creyó que al abrir los ojos después de ese beso Henry también recordaría quien era ella,lo que habían vívido juntos,pero no podía estar más equivocada.—No olvides tu lugar,no eres más que una muñeca,una simple herramienta para tener a mi hijo—susurra y Layla con tristeza comprendió que no quedaba nada de ese niño que alguna vez conoció.Para él solo soy un objeto que le hace más fácil lidiar con su familia.La castaña deja ir un suspiro y observa como su esposo se aleja en cuanto los demás invitados creyentes de un amor inexistente comienzan a ir hacia la recepción,la gran fiesta recién comenzaba y todos con elegancia bebían de sus copas con tranquilidad.En cuanto a Layla,su esposo la había dejado para irse sabe quién a donde y tenía que lidiar con las personas que se acercaban a ella para preguntar tonterias que la joven preferiría ignorar,pero no tenía otra opción más que sonreír.Se sentó en la mesa,sola.Bebió champagne,sola.Y juraba por lo bajo vengarse de su esposo en algún momento.—Maldito idiota—susurra.Layla estaba cansada y eso que recién comenzaba todo,la hora de bailar los novios estaba cerca y Henry no tenía pensado aparecer,a veces la castaña creía que él mundo estaba en su contra,que en su vida pasada luchó contra un Ángel o hizo el mal directo,su vida estaba dando un giro completamente diferente a lo que tanto deseaba.Nerviosa frotó sus manos en su blanco vestido,temerosa de lo que fuera a pasar en solo unos minutos,quedaría en ridículo cuando los llamen a bailar el vals y solamente ella se presente en la pista de baile.¿O su esposo aparecería dando una sorpresa planeada por su familia para hacer la boda más interesante?Layla no sabía pero deseaba que el hombre apareciera de alguna forma,estaba asustada de estar ahí sola.—Y aunque no seas la mejor de las opciones,aunque a partir de hoy nos odiemos él uno al otro,no quiero estar haciendo el ridículo sola.Pero nada pasó,Henry no estaba a su lado.Las temidas palabras se oyeron por el micrófono,la joven se paró de su lugar por instinto,en un principio pensó en ocultarse debajo de la mesa,tal vez nadie se daría cuenta de su desaparición,pero le fue imposible,no podía hacer eso.—Ahora es momento del baile de los novios.Suspira caminando hasta la pista de baile,sola.—Dios ¿qué mal hice para merecer esto?Todo se encontraba en silencio,solo se escuchaba el sonido de sus tacones en el suelo,su vestido blanco arrastraba en su parte trasera y sus mejillas eran de un tono carmesí que llamaban la atención de todos a su alrededor.Layla deseaba estar lejos de ese lugar,solo quería volver el tiempo atrás y abrazar a sus padres,sentir el calor de unos brazos rodear su cuerpo con cariño y sentarse a leer un libro debajo de un árbol en el jardín de su casa.Miraba el suelo perdida en su pensamiento cuando escuchó la voz de alguien llamando por su atención,un desconocido se paró frente a ella ofreciéndole su mano.—¿Aceptas bailar conmigo?—y aceptó,se había casado con un desconocido que más daba bailar con otro.Henry cubrió los ojos de Layla con una venda roja, guiando sus pasos hasta el jardín, el hombre sonrió observando lo nerviosa que su novia se encontraba, la risita de sus hijos se oyó y Layla no pudo evitar sonreír ampliamente. La venda fue retirada de sus ojos con mucho cuidado y lentitud, ante ellos una vista espléndida del atardecer, el sol escondiendo sus rayos detrás del mar infinito, la arena casi blanca bajo sus pies le daba una sensación de paz inexplicable, pero esa vista hermosa que se alzaba con orgullo ante los ojos de todos no se comparaba en lo más mínimo a lo que Layla tenía enfrente. Los tres niños vestían fresco pero formal, la pequeña niña se encontraba parada en medio de sus hermanos, en sus manos sostenía una cajita roja de terciopelo mientras que sus hermanos sostenían un ramo de flores y un cartel, Gean sostenía las flores con una sola mano mientras que con la otra trataba de aflojar el moño en su cuello. Johnny sonreía de forma hermosa con cartel en mano, esper
Esa noche salieron de la casa de los padres de Henry con sobre en manos, las evidencias necesarias para darles cadena perpetúa a cada uno de los involucrados en toda esa monstruosidad, demostrar su inocencia y recuperar cada centavo que le pertenece a su esposa e hijos. Una camioneta negra frenó de la nada frente a ellos, Lorenzo tuvo que frenar de golpe haciendo que el auto se arrastrara varios metros sobre la calle, quedando a nada de ese otro vehículo. Un hombre grande bajó del mismo, con un arma en su dirección, Lorenzo maldijo por lo bajo, Henry ocultó el sobre debajo de su asiento sin apartar la vista de aquellos hombres, susurró a Lorenzo que no se moviera hasta que él se lo dijera. —Esto se va a poner bueno. —Lorenzo bajó su mano a un lado de su asiento, tocando el arma que ahí aguardaba a ser usada. —No hagas nada estúpido. —Lorenzo se volvió a verlo con una sonrisa. —Por favor, estás hablando con el gran Lorenzo Williams, con varios premios y mucho pero mucho dinero. —He
Tomaron sus manos con fuerza, sus cuerpos cubiertos por sus grandes abrigos, la lluvia se había detenido pero ellos aún cubrían su cabeza y parte de su rostro, aún estaban en la mira, hasta que este asunto no estuviera arreglado al cien por ciento, aún tenían que caminar cuidando sus espaldas. —Tomemos un taxi. —sugirió Henry levantando la mano para dar la señal de que el taxista los recogiera. —Cuando lleguemos a la casa ¿me contaras que sucedió? —preguntó Layla. Henry se volvió a verla por unos segundos, sus ojos negros preocupados en cierta forma lo hicieron algo feliz, su mirada bajo a sus manos aún entrelazadas. Sonrió de manera tierna, la castaña se apoyó en su hombro cerrando los ojos un momento, tenía frío debido a su ropa que aún se encontraba mojada, pero estaba bien, la mano de Henry era cálida en verdad. Un auto negro se estacionó justo frente a ellos, por instinto Henry ocultó a la bonita mujer detrás de él, tomando una posición de alerta total. La ventana de el lado
Layla despertó estirando su cuerpo con gracia y elegancia, abrió sus ojos en grande al ver a tres niños pequeños justo a un lado de la cama, mirándola en silencio, sus cabellos desordenados y sus ojitos hinchados debido a que acababan de despertar, saludó a los niños con una sonrisa, los pequeños se subieron a la cama con algo de dificultad, los mellizos fueron los primeros en hablar. —Señor papá no está—dijo el pequeño. —Creo que no volvió a casa anoche. —siguió su hermana. —¿Anoche? ¿Cuando salió? —preguntó la mujer. —Sí, yo vi a papi salir de noche—Johnny se encontraba en medio de sus dos hermanos, mirando con sus ojitos grandes e inocentes a la madre de estos. —dijo que volvería pronto pero no a regresado. —juntó sus manitos en preocupación. Layla volvió su vista al reloj despertador sobre la mesa a un lado de la cama, eran casi las seis con treinta minutos, un mal presentimiento se instaló en su pecho pero no hizo más que sonreír para no preocupar innecesariamente a los pequ
El auto frenó de golpe, haciendo que Lorenzo se volviera en dirección a su amigo con el ceño fruncido, se acomodó en el asiento y agradeció traer puesto su cinturón de seguridad. Se bajaron con cautela, con lentitud procedieron a caminar hasta la puerta de los padres de Henry, el hombre abrió con lentitud aquella puerta, Lorenzo ya había comenzado a sudar, sentía que estaba cometiendo el peor de los delitos, se recordó a sí mismo que estaban ahí por una buena causa, debían de demostrar la inocencia de su mejor amigo. —No hay un alma, es bastante extraño en realidad. —Henry conocía a su familia, no se tomarían días de vacaciones sin dejar a alguien a cargo de la mansión Harper. —Buscaré por los alrededores, busca por aquí y en diez minutos nos encontramos para buscar juntos en el piso de arriba. —Dijo Lorenzo antes de salir y dejar a su amigo solo en la oscuridad de la mansión. La luz era tenue, haciendo algo difícil la vista completa de el interior de la casa, Henry dió un vistazo
Walter observó a su alrededor, eran más de cinco personas, expertas en artes marciales y combate, pero sonrió de lado, a los pocos segundos un fuerte sonido se oyó, la puerta de madera fue derribada como si de una simple galleta al agua se tratara,un hombre grande vestido de negro fue el primero en verse, seguido por varios hombres más que cargados en armas comenzaron a disparar, sin esperar un solo segundo más, sin preguntar ni esperar más órdenes. —Gregory, justo a tiempo. —Walter se paró de donde estaba sentado y abrochando su propio saco se acercó al hombre vestido de negro. —Siempre, señor. —su sonrisa era tan brillante como su ego mismo. —Toma a tres de nuestros hombres y quiero que vigilen la casa del viejo verde, este tipo se dió cuenta de todo, necesito saber cada mínimo movimiento y que es lo que trama. —Gregory no hizo más que asentir con firmeza. Salieron de ahí con prisa, ya en la camioneta el celular de Walter comenzó a sonar. El nombre de Layla apareció en la pantal
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