CAPÍTULO 68: LUCES ROTAS
Elena
Cuando Jacob se va, siento como si un huracán hubiese atravesado el pasillo, dejando tras de sí esa tensión densa que ni las paredes pueden tragarse. Ethan regresa al box con su caminar sereno, como si quisiera ser contrapeso de todo lo que acaba de pasar.
No espero. Apenas lo veo, le suelto:
—¿Qué quiso decir Jacob con eso?
Él frunce el ceño, como si no esperara la pregunta. Se toma unos segundos antes de contestar:
—No es nada.
—Ethan… —aprieto los brazos cruzados contra mi pecho—. Sé muy bien que ese “nada” significa algo.
Él se pasa la mano por la nuca, incómodo.
—Está bien —cede—. Jacob cree, equivocadamente, que entre nosotros hay… algo.
Siento que se me escapa un aire pesado. Claro… eso explica esa locura suya en el pasillo de las escaleras, esa forma de acorralarme como si le perteneciera.
—Si eso lo irrita —murmuro bajando la mirada—, prefiero que lo piense.
Ethan se ríe con un resoplido incrédulo.
—¿Me estás usando para darle celos?
Levanto la