El Bentley negro se deslizaba por las calles iluminadas de la ciudad, pero dentro, la atmósfera era de guerra. Jacob ajustó su corbata en el reflejo de la ventana, su perfil tenso.
—Mi padre estará allí. Y según mis fuentes, el gobernador también. —Su voz era un filo.
Owen, estirado en el asiento opuesto con una elegancia desafiante, lanzó una sonrisa peligrosa:
— Perfecto. Dos pájaros de un tiro. ¿Cómo jugamos?
Isabella, sentada entre ambos como la reina de un tablero de ajedrez humano, alisó su vestido.
—Primera regla: nada de tocarme como si quisieran desnudarme en público —Sus ojos se encontraron con los de Owen, luego con los de Jacob— Por lo menos, no donde las cámaras alcancen. Mejor no darle más armas al enemigo...
Jacob tomó su mano, entrelazando sus dedos con un gesto que parecía posesivo... pero su pulgar acarició su palma en un código secreto.
—Con mi padre: indiferencia cortés, estamos aquí por mi madre ella es la que debe brillar está noche pero si te insulta