El suave resplandor de la televisión iluminaba la sala, donde los tres estábamos acomodados en el sofá. Owen ocupaba un extremo, con las piernas extendidas sobre la mesa baja, mientras Jacob, en el centro, tenía un brazo alrededor de mis hombros. Yo, acurrucada entre ellos, disfrutaba del calor de sus cuerpos y la película que apenas estábamos viendo.
—Entonces, ¿qué haremos mañana? —pregunté, tomando un puñado de palomitas del tazón que descansaba sobre mi regazo.
—Yo ya pedí vacaciones —dijo Jacob, con voz serena pero satisfecha—. Le avisé a mi secretaria que estaré indispuesto los próximos días.
—¿Indispuesto? —Owen lanzó una carcajada—. Vaya forma elegante de decir que estarás demasiado ocupado desviando tu atención de las juntas directivas a… otras actividades.
Jacob le lanzó una mirada que habría intimidado a cualquiera, pero Owen solo sonrió, desafiante.
—Al menos yo no tuve que sobornar a mi ayudante con días libres extra para que cubra mi turno —replicó Jacob, ajust