Aaaaaa que el drama sigueeeee!!! Pero se viene también romance jujuju
MarinaEstoy afuera.Aún no puedo creer que finalmente toda esta pesadilla haya llegado a su final, pero no voy a mentir y a decir que estoy bien, porque no lo estoy.Siento que todo aquello que he estado reprimiendo desde el momento en que pise la mansión Montenegro por primera vez, me está pasando factura.La rabia, la frustración, la impotencia, el miedo…. y ahora soy como una bomba de tiempo que está a punto de explotar.Y esa es la razón por la que no me atreví a volver a mi apartamento al dejar a Daniel en el hospital, pues debe quedarse al menos una noche más, y decidí venirme con Clara. Sé que en el instante en que ponga un pie en el que fue mi refugio, todos los recuerdos del día de mi secuestro van a regresar.Y no quiero que lo hagan.—¿Nena, estás bien?—La voz de Clara llega a mis oídos y cuando inclino el rostro la veo enfrente mio tendiendo una taza con lo que huele a chocolate caliente.Le doy una sonrisa, que espero se vea lo más real posible y tomo el chocolate.—Solo
MarinaA pesar de todo el peso y la confusión que traigo encima, debo admitir que conseguí descansar y por eso me he levantado mucho más activa y lista para ir a ver a Daniel al hospital y preguntar si ya puedo traerlo a casa.Por eso estoy sirviendo dos tazas de café mientras Clara termina de recoger todo de la sala que ensuciamos la noche anterior, aún nos falta una hora para que habiliten las visitas, mi amiga empieza a caminar hacia la barra de la cocina en dónde estoy, pero no alcanza a dar dos pasos cuándo suena el timbre de la casa.Al escucharlo me tenso y los recuerdos del día del secuestro llegan a mi mente, tengo que cerrar los ojos y empezar a contar lentamente en la mente para calmarme, pero incluso siento como me están temblando las manos y la respiración se me ha empezado a acelerar.—No son ellos—me digo—Ya estoy afuera, no son ellos…—¡Marina!—la voz de Clara se filtra en mi mente y cuando abro los ojos me encuentro con su mirada preocupada enfrente de mi.—Lo siento…
¡¡PORQUE USTEDES LO PIDIERON!!! AQUÍ TIENEN UN CAPÍTULO ESPECIAL, MÁS DE DANIEL JEJEDanielJoaquin está de pie en la puerta de la habitación, su cabello rojizo está despeinado y sus ojos claros e intensos están fijos en mi, escaneando de arriba a abajo de una manera que consigue que me remueva incómodo en mi lugar.Sin embargo, él permanece imperturbable, como siempre, de tipo que ha visto demasiado mundo como para escandalizarse por algo.Tiene la ropa de hospital —esa bata azul ridícula—y aún así consigue verse como si perteneciera a otro universo distinto al mío.No sé qué hacer. No sé qué decir. Me revuelvo incómodo en la cama, jugando con la sábana como un imbécil.Es entonces que sus ojos van a mi rostro y una pequeña sonrisa empieza a formarse en su rostro y yo… dejo de respirar. Es un gesto ladeado, canchero, como si estuviera divirtiéndose a costa mía.—¿Cómo estás, niño bonito? Su pregunta me toma tan de sorpresa como el ridículo mote, así era como me llamaba cuándo lo man
MarinaEstoy nuevamente viviendo en la mansión de Salvador es… extraño y al mismo tiempo hace que los recuerdos me golpeen con fuerza en cada esquina.Fueron más de tres meses los que pasé aquí y aunque me cueste reconocerlo, no todo fue malo.Sin embargo, ahora nada es como antes, para empezar Daniel también está viviendo aquí y eso al menos hace que me sienta un poco menos intimidada, no estoy sola con Salvador, aunque sospecho que mi hermano tiene sus propios demonios con lo que lidiar, en especial uno de camello pelirrojo que no le aparta la mirada.Anoche, cuándo Alex los trajo del hospital nos quedamos hablando de todo y nada hasta entrada de madrugada, no hablamos de los problemas, ni de Joseph, ni de lo que haríamos ahora, pue sabíamos que posiblemente esa era nuestra única noche de tranquilidad antes de que todo se pusiera peor.Y eso es justo lo que está pasando ahora.La habitación en la que estoy no es la misma en la que estaba antes, no señor, esta está llena de lujos y p
SalvadorApoyo los codos en el escritorio, paso las manos por mi rostro y cierro los ojos, intentando encontrar algo de claridad. Pero lo único que veo es su cara. Su maldito rostro, con esos ojos que me miraron fríamente en el desayuno.El contacto fugaz de nuestros dedos, la manera en que su voz tembló al responderme, la tensión que podía cortarse con un cuchillo. Cada detalle me perfora el pecho.No estoy logrando nada sentado aquí lamentándome.Tomo el teléfono y marco a Alex.—¡Alex, ¿alguna novedad sobre Joseph?——Nada concreto —responde—. Sigue ocultándose bien.Cierro los ojos un segundo, frustrado.—Necesito que sigas presionando. No podemos permitirnos sorpresas.—Lo haré. Te aviso en cuanto tenga algo.Corto la llamada y tamborileo los dedos sobre el escritorio.Necesito otra perspectiva. Necesito entender y quién mejor para explicarme que alguién que ha estado dentro de esa organización, trabajando con ellos.Había esperado para hacer esto, porque necesitaba que estuviera r
MarinaOh Dios mio, esto es… es una locura.Puedo mirar en Salvador el reflejo de la sorpresa, la duda y el miedo que yo estoy sintiendo ahora mismo, pues si la persona que está apoyando económicamente para que lo hundan es de su propia familia, entonces esto no se trata de una simple riña.Por alguna razón se me viene a la mente la imagen de Federico, pero la descarto de inmediato, la época de desconfiar de él ya pasó y ahora mismo puedo decir que es de los pocos amigos que tengo.Salvador da un paso más cerca de mi, sus ojos mirándome con atención.—¿Marina, estás segura de esto?¿Lo estoy? Joder, yo sé lo que escuché incluso le dije a Joseph que Salvador no pagaría y qué fue lo que me respondío?... Qué yo no entendía nada, que esto era mucho más grande.Oh padre amado.Tomando un respiro centro mis ojos en los suyos antes de asentir.—Lo estoy, hablaban de un segundo pago, Salvador, Joaquín estaba convencido que llegaría, pero… pero el hermano de Renata parecía dudar.—Meyer está en
SalvadorLas siguientes 36 horas son una locura total.No duermo, no como casi nada, no puedo dejar de pensar en cómo es que no me di cuenta, ¿Es que acaso soy tan influenciable? No me di cuenta de lo de Rebeca y tampoco noté que mi propio abuelo me estaba clavando el puñal por la espalda.Quisiera poder averiguar desde qué momento empezó todo, cuándo decidió traicionarme, si cuándo vino a mi casa supuestamente enojado ya estaba detrás de todo o aún no.Estoy encerrado en el estudio, tengo la mirada perdida en documentos que sé que no van a decirme nada, cuándo escucho la puerta siendo tocada y antes de que pueda pedir que no me molesten, oigo la voz de Daniel desde afuera.—Salvador, soy Daniel… ¿Puedo pasar?—Si, claro adelante—le digo e intento recoger un poco el desastre.Daniel entra y cómo ya me he dado cuenta veo que parece un poco tímido mientras toma asiento en la silla enfrente de mi escritorio. Es extraño que haya pedido venir, pues desde la conversación que tuvimos en el ho
MarinaVeo como la sala poco a poco empieza vaciarse. Federico y Clara se despiden y dicen que van a ir a prepararse para lo que viene y sinceramente conociendo a ambos no se si eso es o no una clave para sexo y tampoco quiero saberlo.Alex parece que está a punto de un colapso por estrés mientras lo veo salir con el celular pegado en la oreja mientras habla con el detective sobre lo que planeamos hacer y Daniel… Bueno, mi hermano para tener una discusión con Joaquín, aunque no se escucha lo que dicen se nota que no es agradable, en especial cuándo él le da la espalda y camina hacia las escaleras.Hasta aquí puedo escuchar el suspiro que el pelirrojo deja salir, sin embargo no demora más que un segundo es seguirlo y así es como solo terminamos quedando dos: él y yo.Lo observo mientras recoge los papeles que había dejado esparcidos en la mesa. Está serio, con el ceño fruncido y esa línea tensa en la mandíbula que aparece cuando está pensando demasiado.Entonces pienso en lo que hablam