50. Cadenas invisibles

50 Adara

Recién había despertado por las sutiles caricias de Alaric, su pregunta me hace abrir un ojo y mirarlo un tanto confundida, supongo que se debe a la saturación de cansancio postcoital.

—¿Quieres cenar? —pregunta Alaric acariciando mi espalda con toques tan ligero como la pluma— o tal vez quieres que busqué la comida para nosotros y nos escondemos un rato más en la habitación.

—Luego de mi castigo me consientes —hago un ligero puchero, porque ya me he acostumbrado a ellos haciendo lo que sea por tenerme cómoda.

—Mi pequeña loba necesitaba sentir la fuerza de sus alfas. Eres mi compañera, Adara no dudes en pedirme lo que necesitas —me mira con seriedad y asiento rápidamente. Admito que me salí de control al escuchar a Alaric decirle esas cosas a Cleo.

Una loba necesita sentir la fuerza que emana de su pareja, así es como somos. Eso nos da una sensación de seguridad que nos complace y nos hace someternos a nuestras parejas, una loba no puede estar con alguien mas débil que ella,
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