Julia hizo tal escándalo, que hasta Jake convino en que era mejor ver el suyo primero. Reí al verlo un poco enfurruñado, se veía tan adorable.
—Entonces veamos a la princesita primero — Donovan asintió, abriendo la puerta ceremonialmente.
El rosa me chocó de golpe. Todo se veía increíblemente rosado. Arrugué la nariz con tan solo un vistazo, pero Julia gritó, emocionada. Sí, ese era completamente el estilo cursi de Julia.
—¡Es hermoso! —gritó.
La cama con sábanas rosadas y un dosel blanco fue lo que más me gustó. En la habitación había una peinadora, repleta de muchos cachivaches. Los peluches se veían adorables, concedí. Ubicados en una esquina completamente diseñada para jugar. Del otro lado observé con sorpresa al castillo rosa, una réplica del mismo castillo en el que nos encontrábamos.
—¡Mi castillo! —exclamó con asombro.
—Tú misma lo dijiste, una princesa merece tener su propio castillo —asintió Donovan, dándole la razón—. Este es todo tuyo, princesa Julia.
Julia estaba feliz, e