Capítulo — La voz de la madrina
(Punto de vista: Sofía Rojas)
La tarde caía lenta, con ese cansancio pegado a los huesos después de tantos días de espera. Estaba en el hotel frente al hospital, tratando de dormir un poco, cuando sonó mi celular. El nombre en la pantalla me heló y me encendió al mismo tiempo.
—¿Guillermo? —pregunté con un hilo de voz.
Del otro lado, su emoción se quebraba.
—Sofi… despertó. —hizo una pausa, como si las lágrimas no lo dejaran seguir—. Lili despertó y preguntó por mí.
Me tapé la boca con la mano, sollozando.
—Gracias a Dios… gracias a Dios, bebé… la madrina despertó.
El impulso me ganó y abracé a Adrián. No pensé, no dudé. Fue un abrazo apretado, un refugio compartido. Él lo recibió como quien recibe un milagro: temblando, conmovido, como si aquel gesto fuera el eco del beso no resuelto de la noche anterior.
Sentí su mano en mi espalda y la voz baja, emocionada:
—Lo logró, Sofi. Lili se aferró a la vida.
En ese instante, el bebé también se hizo sentir: un