“… Los besos y las caricias no se hicieron esperar, como suelen ocurrir ya en las últimas citas donde saboreábamos nuestros labios, al igual que nuestras hambrientas manos hacían traviesos recorridos sobre nuestros deseados cuerpos, pero me mantuve firme con el castigo a troncón.
En esta ocasión no estaba dispuesto a perderla, y no por ser un mal perdedor, sino por el simple hecho de que ahora conocía lo que un amor unilateral puede hacerle a un corazón solitario… «Jamás juzgaré a Danna, ella al igual que yo nos entregamos por razones distintas. Danna es y será siempre una amiga valiosa que fue capaz de ir contra su moral, con tal de mantener con vida no solo su amor, si no la vida del ser amado, y eso es algo simplemente maravilloso. Yo, por mi parte, lo que empezó como una apuesta sin pies ni cabeza llegó hacer la mayor y más dolorosa lecci&oacut
“… ¡Por todos los truenos, diablos y millones de rayos!, no era momento de pensarlo mucho, porque lo justo es justo, así que decidí darle la verdad, dejando atrás un pasado pletórico de un amor por duplicado, ya que, ¡rayos!, era mi verdad… «Sí reconocer hoy en día que el recuperarme de la vivencia de ese amor, el cual creí dulce, pero que terminó siendo amargo, tanto para Danna como para mí, me costó todo un mundo lleno de noches solitarias, de tardes interminables y de mañanas frías, pero que ahora me hace ser digno de volver al ruedo de las relaciones amorosas, pues estoy adentro otra vez», pensé seguro de ser más maduro y fuerte que hace casi dos años. Para ser justo, mi relación con Danna en un principio fue solamente una apuesta entre dos hombres que intentaban, sin éxito, demostrarle al contrario su versió
“… Al despertar me permití disfrutar al máximo del nuevo día, nada mejor que un sábado familiar. Estábamos bajo las sombras apacibles de unas acacias en la plaza monumental a unos diez minutos del apartamento de esas dos mujeres que me tenían el corazón derretido. Sonreí al imaginarme los pensamientos de troncón, en cuanto a la mayor de las dos féminas, de seguro el calor corporal que Talía emitía es quien calentaba a troncón hasta casi hacerlo arder.Iniciamos una lenta caminata intentando que Erika se estimulara para dar sus primeros pininos, sostenida por ambas manos. Mi momento preferido estaba por llegar; adoraba comer no uno, ni dos helados de paleta, sino tres, sí me gustaba comer tres. Sentir el dulzor derritiéndose en mi boca hacía que lo pudiera casi comparar con el sexo... «Espero que nadie nunca se entere de mi gran secreto, sobre todo troncón, porque creo que se enfadaría mucho», subí mis hombros al tratar de restarle importancia a mi conversación mental.El calor de las
“… Con total lógica Talía estaba tan enojada como desesperada. Reacción que sabiéndola cierta me hizo hervir la sangre, de hecho, estábamos a escasos segundos de arremeter contra Cesar. Sin darme cuenta mis dedos presionaban frenéticamente las clavículas del delgado joven, cuando estaba a punto de estrangularlo. Sus ojos estaban casi fuera de sus órbitas, junto con los gritos de Rosa, los que no lograron calmar mi enfado.Fue en ese preciso momento que, de repente, la puerta del apartamento se abrió, revelando a mis padres con Erika dormida en los brazos de mi madre. Al perderme en los profundos ojos castaños de mi madre, pude disminuir mi respiración acelerada y los latidos frenéticos de mi corazón; me sentí ligeramente más relajado al contemplar la escena que tenía ante mí.Poco a poco, casi como un robot, fui afloj
Al regresar a casa luego de una larga jornada laboral me encuentro rodeado por los aromas de una deliciosa cena, la voz cantarina, aunque algo desafinada, de la mujer que considero la más hermosa de todas; sin importarme sus primeras canas, sus incipientes arrugas y ese cuerpo con huellas de los embarazos, así como el bullicio inocentón de las interminables peleas de mis dos hijos me hace sentir que estoy vivo y que mi legado de amor me ha permitido hacer de mi familia mi mundo y de esta casa un hogar.—“Uhmm, uhmm” como siempre mi amor, la comida estuvo deliciosa —agradezco con una gran sonrisa, porque de ser sincero no me cuesta nada reconocer los méritos en las artes culinarias de mi amada esposa Talía, digo luego de saborear mi humeante café, dando por terminada la cena.—Darren, hijo— rompo el silencio entre ambos. —Acompáñame al estudio necesito hablar contigo— Le digo aun sabiendo que esta simple petición le ocasiona molestia o peor aún, enojo.Mi esposa me toma de la mano apre
“… Vi a Morgan salir de mi oficina luego de sellar nuestra apuesta, me preparé, mentalmente, y planifiqué un algoritmo de acciones para ganar.Me levanté de mi asiento dirigiéndome con paso firme hacia el ventanal que me daba una vista al lado empresarial de la gran ciudad de Caracas. Donde mis padres decidieron establecer el punto central de operaciones de un consorcio enfocado en las bellas artes. «El amor versus realidad, es fácil presagiar el ganador», pensé sintiéndome confiado al imaginarme llamar al primogénito de Morgan por mi nombre. Desde pequeño se me inculcó que la constancia, la tenacidad y el trabajo duro dan resultados en todos los aspectos de la vida. Mi madre me ha repetido hasta el cansancio que se debe cerrar cada ciclo que iniciamos. Así que; fui capitán del equipo de básquetbol en la universidad, presidente del foro de discusiones en la clase de arte contemporáneo, y el segundo en la promoción de graduandos en la universidad. Morga se llevó el primer lugar, sin e
“… Sintiéndome confiado de tener a Danna con tres dardos bien clavados, proseguí con la presión, disfrazada de un acercamiento unilateral. Pues yo no estaba, ni de coñas, dispuesto a entrar de lleno en la apuesta; no por nada me consideraba un buen crupier siempre listo para que la casa gane. —Empieza por no llamarme señor, dime Daniel —solté de buenas a primeras.—No, señor, aún no hemos llegado a un acuerdo, por lo tanto, seguiré llamándolo señor — refutó muy seria. Debo reconocer que eso me sorprendió y me hizo preguntarme; ¿quién es esta mujer que tengo al frente?, ¿por qué no actúa como el resto de las mujeres que conozco?—Bien, Danna, cómo usted quiera —Me resigné a escuchar sus reglas, le entregué un gesto de indulgencia envuelta en resignación. Total, qué tanto podría cambiar las reglas del juego.Propuestas, que según sean planteadas rechazaré “educadamente”. Desde un principio debo hacerle entender que; yo mando y ella obedece. Ya saben dominante y sumisa, como debe ser. D
“… Conforme, pero algo agotado por las negociaciones con Danna, opté por acompañarla a la puerta, no sin antes, aprovechar la oportunidad de colocar mi juguetona mano al final de su espalda. Sentir el bamboleo latino de sus caderas; esas mismas que emitieron unas ráfagas de electricidad que recorrieron la mía desde mi nuca hasta el final de la misma para finalmente rodear mi cintura e iniciar el bombeo en mi cilindro carnoso fue una majestuosidad del presente a entregarse al futuro Ella, sin mucho disimulo, intentó apurar su paso al sentir el calor de mi mano, así que, extendí la abertura de mis dedos para abarcar mayor espacio corporal. En ese momento le sugerí que se relajara, y que deberá acostumbrarse a mis toques y caricias. Danna asintió, buscando relajación, bromeó diciendo que parecemos pin y pon, ambos reímos, ya que de ser sincero su cabeza llega, escasamente, a la altura de mi pecho. Juraría que era tan menuda que mis manos podrían cubrir con facilidad su sensual espalda..
“…Entramos al club, ya la reunión había comenzado, posé mi mano en su cintura y pude sentir como se estremeció, no sé si fue un gesto de sorpresa o de desagrado, aun así, no se quejó, así que la mantuve allí hasta llegar a la enorme, pero bien decorada mesa. Ubiqué nuestros puestos asignados y me dispuse a disfrutar de la buena compañía. La presenté como una amiga y colega muy especial. Para mi sorpresa fue increíble la facilidad con que se logró incorporar al grupo, enseguida entabló conversación con la señora Paula esposa de uno de los mayores accionistas de la empresa. Yo me dediqué a finiquitar varios acuerdos comerciales, constantemente volteaba a verla, ella hablaba y sonreía como si de una rutina se tratase, en un par de ocasiones buscó mi mirada.Llegado el momento de la cena no dudé en aproximarme a ella, la tomé firme, aunque respetuoso de la cintura haciendo que Danna sintiera mi control o dominio, como quieran llamarlo, recorrí su espalda hasta llegar a la nuca robándole