Lilian miró al hombre con desconcierto. Se le cortó la respiración. El hombre era alto, vestía una camisa oscura arrugada por la prisa. Sus ojos eran penetrantes y estaban llenos de ira.
—¿Quién es usted? —preguntó Lilian en voz baja, intentando mantener la calma, aunque su cuerpo ya estaba preparado por si tenía que proteger a Gabriel.
El hombre avanzó rápidamente hacia el centro de la sala, ignorando a todos. Su mirada se fijó en Aurora, que estaba sentada no muy lejos de Lilian. Alzó la voz:
—¡No necesita saber quién soy! ¿Y por qué esta niña está con usted? ¿Qué le ha hecho?
Ese hombre se llamaba Daryl.
Lilian se levantó de inmediato y abrazó con más fuerza a Gabriel. Aurora miró con pánico al hombre, luego se escondió detrás de Lilian.
—Espere un momento, señor. Solo intentaba calmar a esta niña. Aurora estaba muy asustada durante la turbulencia —re