[ZAED]
El taxi nos deja frente a un edificio antiguo en Porta Venezia, elegante en su decadencia, con balcones de hierro forjado y paredes color terracota desgastadas por el tiempo. No es un lugar lujoso. No es un penthouse con vista al mar. Pero es el primer lugar que elegimos juntos.
Alya mira el edificio como si intentara descifrar si este nuevo comienzo será un refugio… o otra batalla.
—Es pequeño —digo mientras cargamos las maletas.
—Pequeño está bien —responde ella con una sonrisa suave—. Quiero pequeño. Quiero simple.
Subimos por las escaleras angostas, el eco de nuestros pasos marcando el ritmo del cambio. Cuando abro la puerta del nuevo departamento, el aire fresco con olor a pintura reciente nos recibe.
Es pequeño, sí. Pero es hermoso.
Un living con pisos de madera clara, una ventana enorme que da a una calle tranquila y un balcón diminuto lleno de plantas que el dueño nos dejó “para buena suerte”. La cocina es estrecha pero luminosa, y el dormitorio… un espacio que parece h