—¿El qué no puedo hacer…? —inquirí mirando Ezequiel que parecía estar molesto.
—Nada, que te incumba.
—Si están nombrándome, si me incumbe —indique mirando esta vez a Elizabet que apartaba la mirada enojada.
—¿Qué diablos pasa?
—Uno de los inversores más importantes del medio quiere patrocinar tu carrera, y Ezequiel no quiere permitirlo. —volví a mirar a Ezequiel e inquirí.
—¿Es importante ese inversor? —inquirí mirando a Ezequiel. Me miro con el ceño fruncido en silencio, y apartando sus ojos de mí con desprecio, siguió su camino. Mire a Elizabet buscando una explicación con la mirada, enojada, rebuznó alzando sus brazos para irse del lado contrario. Seguí a Ezequiel asistente para oírlo soltar.
—No es importante, ya olvídalo.
—Es inversionista, como no va a ser importante. ¿Dime por qué no quieres que me patrocine? Si eso ayuda al proyecto estaría pagando mi deuda, no. —indique mientras intentaba seguirle el paso con dificultad.
—Tú no entiendes, Mónica. —enojada, tome su brazo para