Con ayuda de Elizabeth Arrastramos a Ezequiel a una de las salas del salón mientras escuchaba afuera el fuerte barullo de la gente por el altercado hace unas horas. Mantuve la cabeza de Ezequiel en mis piernas mientras Elizabet caminaba de un lado a otro marcándole al doctor, nerviosa, observé a Ezequiel, pareció abrir sus ojos y luego cerrarlos, sudaba frío temblando como una hoja, pose mis manos en su rostro intentando que se calmara.
—¡Elizabeth, tenemos que llevarlo al médico! Está muy mal, ¿Qué hacemos esperando aquí? —Miro a Ezequiel en el sillón donde estaba su cabeza en mis piernas.
—No, no podemos.
—¿Qué? ¿Por qué? Llama al maldito chofer y lo sacamos por la parte de atrás. —grite desesperada, cuando Ezequiel indico.
—¡No! No voy a salir, y que me vean enfermo…. Abran medios y la gente puede grabarme… —indico Ezequiel entre quejas de dolor.
—Ezequiel tiene razón, llamaré a un doctor y que lo traten aquí. —soltó después Elizabet volviéndome a ignorar.
—Eso es una locura, no va