Luego de unos minutos, Eva llegaba a la entrada de la casa de la familia Mendoza.
Una imponente puerta de metal estaba frente a ella. Varios autos de lujo llegaban, se veía claramente como la crema y nata de la sociedad en la ciudad estaba llegando.
Algo de lo que no se percató, fue que la invitación pedía llevar antifaz, ella solo iba vestida para una cena, no para una fiesta con antifaces.
- Señorita Díaz, ¡Qué coincidencia! - Eva pudo escuchar una voz peculiar.
Eva volteó sonriendo, detrás de ella estaba Sergio Carrasco acompañado de una hermosa mujer, a la cual no pudo identificar debido al antifaz.
- Señor Carrasco, ¿Cómo ha estado? – dijo Eva con sorpresa e interés.
Ella había estado tratando de contactarlo, pero no había tenido éxito.
Ella se sentía culpable, ya que desde que había llegado a México, el hombre se había portado excelentemente bien con ella y, al estar preocupada por su amiga, se perdió en ello y no tomó sus llamadas.
- Bien… Un poco ocupado… Como verá, vengo aco