7. Había pasado un año desde la última vez que la vio
Santiago Sandoval
Estaba ansioso por regresar a Montenegro. Había pasado más de un año desde aquella vez en la que vi por primera vez esos ojos azules que no he podido olvidar. Pareciera que se hubieran clavado en lo más profundo de mis recuerdos.
Semanas antes, mi padre había comentado durante la cena su intención de que pasáramos al menos un fin de semana en Montenegro. Deseaba visitar las tierras que lo vieron crecer. Noté en su rostro la nostalgia que se reflejaba, y vi en ello mi oportunidad para apoyarlo, con la esperanza de que mi madre cediera y aceptara ir al pueblo. Después de pensarlo mucho, mamá aceptó. Sería solo un fin de semana. Papá mencionó también que había algunos asuntos relacionados con las minas que deseaba revisar junto a mi tío.
—¿Hay algún problema, papá? —pregunté, intrigado. Ya antes le había comentado la conversación que tuve con mi tío, quien me aseguró que todo estaba bien en las minas, que lo del derrumbe que Bruno me contó fue solo un accidente que, con